Los Avatares de Bruno Crnicas patticas de una vida establecida en el fracaso

Ilustre entre mis amigos, a Bruno se lo distingua en el estrecho crculo de las anomalas patolgicas, fichadas con todo rigor por el Colegio Nacional de Terapeutas. En ese registro configuraba un apartado singular dedicado a lo inclasificable. Bruno "apocalipsis" Cerrutti; como lo llamaban algunos en su ausencia, era inteligente sin atenuantes y loco a ms no poder; pero ninguna circunstancia mermaba su desquicio. Se encontrarn en las pginas de este libro sucintas exposiciones ideolgicas de Bruno, alternadas con la narracin de ancdotas simples. Tambin ser posible hallar transcripciones selectas de folios que se crean perdidos, arrancados por el mismo Bruno de su diario ntimo, en aquellas ocasiones en las cuales perda la compostura y desmenuzaba sus cuadernos de terapia, para evidenciar el descontento que sufra. Los fui recogiendo con nimo paciente de los terrenos adyacentes al hospital y los he reconstruido cuanto me fue posible. No bastaran decenas de volmenes para consignar siquiera los avatares de Bruno. Dirase que a la manera de los canes, vive siete aos cada doce meses de los nuestros y esto, no solo por la intensidad de lo experimentado, sino por la desordenada variedad de las actividades que abord. Quin recorra el texto, descubrir bocetos de la etapa militante de Bruno, del perodo criminal ms explcito, del intervalo sectario; reflexiones de tipo filosfico - existencial, interrogantes religiosos y fugaces incursiones ontolgicas. Algo de atencin, permitir advertir el trasfondo de rebelda que subyace en la vida del protagonista. Antagonismo originado no tanto por sus inquietudes metafsicas o la agudeza de sus ideas, sino ms bien por su frustracin con las mujeres. Loco o genio, trastornado mental o el cielo ms elevado del pensamiento, criminal o ngel, como sea, debo advertir al lector que si se decide a leer estas historias a modo de avatares, se aprontar en aguas que de calmas y ocenicas pasarn sin aviso previo, pero tampoco sin precipitacin, a las olas profusas y crispadas de la oscura mente humana, y a pesar de eso, inmediatamente, la luz del sol, te dar amparo.